Para los entusiastas de las criptomonedas y la tecnología blockchain, cada vez es más común escuchar sobre las últimas innovaciones en la industria y los nuevos proyectos que pretenden descentralizar el mundo. Muchos de estos proyectos apuntan a eliminar intermediarios y hacer que los procesos en distintos sectores de la economía sean más eficientes y transparentes.
Desde la pesca artesanal hasta la industria aeronáutica están atrayendo emprendedores que buscan utilizar la tecnología blockchain para cambiar la forma como hasta hoy se han hecho las cosas. Sin embargo, resulta evidente que la industria que más se verá afectada por esta nueva tecnología y el cambio de paradigma que representa será la industria financiera.
El sector financiero ha venido operando de forma similar por muchos años y no ha generado innovaciones significativas, aparte de productos financieros cuyo único fin parece ser beneficiar a los creadores de estos productos en perjuicio de sus clientes. Un claro ejemplo de esto son los famosos CDS o Credit Default Swaps que en gran parte originaron la crisis de 2008.
Debido a que los grandes jugadores de la industria financiera no han sido capaces de innovar para mejorar los servicios que ofrecen a sus clientes, desde hace varios años se ha visto un incremento significativo en proyectos FinTech. Para los lectores que son nuevos en este tema, FinTech se refiere a proyectos que utilizan distintas tecnologías para cambiar la forma como se prestan servicios financieros.
De forma similar, gracias al auge de la tecnología blockchain y las criptomonedas, recientemente se ha venido presentando una nueva ola de proyectos que no solo pretenden cambiar los servicios financieros existentes, sino que además pretenden que estos servicios se ofrezcan de manera descentralizada, sin un intermediario entre el usuario y el servicio. Esta nueva tendencia, que muchos conocen como DeFi, cambia por completo nuestro entendimiento actual de los servicios financieros y tiene el potencial de transformar una industria que se ha vuelto ineficiente y obsoleta.
DeFi, decentralized finance en inglés, o finanzas descentralizadas en español, es el término que se ha venido utilizando para definir productos y servicios financieros que operan en una blockchain y que no dependen de una entidad central para funcionar. Actualmente existen decenas de proyectos DeFi que ofrecen nuevas posibilidades financieras, como obtener un crédito sin entidad emisora, intercambiar activos sin riesgo de contraparte, conseguir una rentabilidad sobre activos que no están en uso, y mucho más.
A pesar de que estas innovaciones tienen mucho potencial y que algunos de estos proyectos basados en blockchain pueden llegar a ser exitosos en el mediano y largo plazo, muchas personas ignoran que Bitcoin fue realmente el primer proyecto DeFi.
En octubre de 2008 cuando Satoshi Nakamoto publicó el whitepaper de Bitcoin, “Un Sistema de Efectivo Electrónico Usuario-a-Usuario”, el mundo presenció el nacimiento un nuevo paradigma y una nueva industria. Con la creación de Bitcoin, Satoshi nos abrió las puertas a poder transferir valor sin fronteras, directamente entre individuos, sin intermediarios y de forma descentralizada. Bitcoin no es solamente una blockchain o una criptomoneda, Bitcoin es un protocolo descentralizado que está revolucionando la forma como depositamos y transferimos valor por internet.
Antes de Bitcoin, las únicas formas de transferir valor requerían un encuentro físico entre las personas involucradas o la utilización de una entidad central de confianza, normalmente más de una, que debía intermediar la transacción a cambio de una jugosa remuneración por los servicios prestados. Estas entidades tenían un control casi absoluto sobre nuestro dinero y, debido a la forma como todavía operan, presentan ineficiencias absurdas considerando la tecnología que tienen a disposición.
Con las entidades financieras tradicionales, la mayoría de transacciones no son inmediatas (en algunos casos pueden tomar más de una semana), los servicios no están disponibles siempre que los necesitamos (los bancos cierran en la noche, los fines de semana y los días festivos), y los costos son inadmisibles (en algunos casos llegan a ser superiores al 10% de la transacción). Pero eso no es todo, lo más grave es que estas entidades pueden fácilmente confiscar nuestros recursos y censurar nuestras transacciones por el simple hecho que no les gusta lo que estamos haciendo.
Afortunadamente, Bitcoin llegó al mundo para cambiar esta situación. Bitcoin es el primer proyecto DeFi porque fue el primer proyecto que, de forma descentralizada y sin depender de intermediarios, nos permitió depositar y transferir valor alrededor del mundo en cualquier momento, de forma rápida y sin que nadie pueda impedir nuestras transacciones.
Bitcoin no depende de una entidad central que controla el protocolo, ni necesita intermediarios de confianza para intervenir en la realización de transacciones. Desde su creación, Bitcoin ha venido reemplazando algunos de los servicios financieros más básicos, como las cuentas de ahorro para guardar nuestro dinero y los servicios de remesas para enviar dinero a otros países.
Por todo lo anterior, cuando hablamos de DeFi, o finanzas descentralizadas, no deberíamos hablar exclusivamente de los proyectos más sofisticados que poca gente logra entender. Por lo contrario, cuando hablamos de DeFi deberíamos empezar por hablar de Bitcoin. Bitcoin no solo fue el primer proyecto descentralizado que empezó a reemplazar los servicios ofrecidos por las entidades financieras tradicionales, sino que además fue el primer proyecto que nos ofreció la posibilidad de salirnos de un sistema monetario que viene en decadencia y que se ha olvidado de su función original, prestar servicios de calidad a los clientes que lo requieren.